5 Maneras de Aprovechar Mejor Tu Lectura de la Biblia

5 Maneras de Aprovechar Mejor Tu Lectura de la Biblia

¿Te gustaría sacar más provecho de tu lectura diaria de la Biblia? A veces nos encontramos haciendo las cosas por rutina, pero sin entender el significado. Las rutinas se convierten fácilmente en baches. Vance Havner acostumbraba a decir que “¡un bache es solo una tumba sin tapas en ambos extremos!”.

Aquí hay 5 maneras prácticas de dar nueva vida a tu lectura devocional de las Escrituras…

1. Ora mientras lees.

Si quieres sacar más provecho de tu lectura de las Escrituras, ¡no te limites a leerlas! Convierte cada versículo en una oración: habla con Dios sobre lo que Él te está diciendo. Como cada pasaje es único, descubrirás que las oraciones que surgen de ellos variarán (confesión, alabanza, intercesión, petición, acción de gracias, adoración), pero, a medida que ores, la aplicación espiritual del pasaje comenzará a revelarse ante ti. Aquí tienes una oración que puedes orar en cada pasaje: “Abre mis ojos, y miraré Las maravillas de tu ley” (Salmo 119:18).

2. Haz cambios.  

Los planes de lectura sistemáticos son útiles, pero hay momentos en los que conviene variar la lectura de las Escrituras. Recientemente sentí la necesidad de desviarme de mi «plan» y dedicar algún tiempo a los Salmos. A veces necesitamos detenernos y leerlos una y otra vez… y otra vez. Los horarios no son tan importantes como la salud espiritual. No tengas miedo de plantar tu tienda en un pasaje y acampar allí durante un tiempo. “Selah”. Sé sensible a las indicaciones divinas. El Dr. Frank Sells decía con respecto a los hábitos devocionales que no debemos ser esclavos de nada más que de Jesús. No te sientas culpable por variar el tiempo, el lugar, la duración de la lectura o cualquier otro detalle. Recuerda que la meta es Dios.

3. Lee en voz alta.

Felipe se encontró con el eunuco etíope mientras este estaba sentado en su carro leyendo Isaías 53. “Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees?” (Hechos 8:30). La costumbre antigua era leer en voz alta. Personalmente, he encontrado un gran beneficio en esto. Cuando lees en voz alta, tus ojos, boca, oídos y mente trabajan juntos. Esto ayuda a la concentración y minimiza las distracciones.

4. Escríbelo.

La lectura eficaz y la letra eficaz siempre están relacionadas. Es cierto que la mente trabaja a medida que se mueve el lápiz. En nuestra época de mensajes de voz y mensajes abreviados, se está perdiendo la disciplina de la palabra escrita. ¿Alguna vez has pensado en los beneficios de escribir partes de las Escrituras? Yo lo hago periódicamente en mi diario con versículos clave y estoy pensando en hacerlo con partes más extensas de las Escrituras.

A los reyes de Israel se les ordenó escribir su propia copia de la ley. “Y cuando se siente sobre el trono de su reino, entonces escribirá para sí en un libro una copia de esta ley, del original que está al cuidado de los sacerdotes levitas;” (Deuteronomio 17:18). Además de tenerla ante nosotros, el tiempo que se tarda en escribir el texto fomenta la observación (lo que dice), la reflexión (lo que significa) y la aplicación (lo que debemos hacer con ella).

5. Transmítelo.

Estoy convencido de que este es uno de los rincones secretos del estudio de la Biblia. Dios quiere que, al estudiar, comencemos a enseñar… ¡y al enseñar llegamos a comprender aún más! Este principio es válido en todos los asuntos de Dios: si das lo que tienes, Dios seguirá dándote. “Dad, y se os dará…” (Lucas 6:38). “Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más...” (Mateo 13:12). Toma lo que estás leyendo y llévalo a tus conversaciones diarias. El Espíritu Santo obrará en ambos sentidos, ministrando a los demás y ampliando tu propio entendimiento.

Que Dios te bendiga esta semana mientras te ocupas “en la lectura” (1 Timoteo 4:13).


Autor: Scott Pauley

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