Permítame presentarles siete elementos que son necesarios al estudiar la Palabra de Dios. 7 ingredientes para un provechoso estudio de la Biblia

7 ingredientes para un provechoso estudio de la Biblia

Las ventas de la Biblia han aumentado considerablemente en estos últimos días. Aunque históricamente la Biblia ha encabezado las ventas de libros en todo el mundo, existe un interés renovado en nuestra generación. La gente busca respuestas. Seguramente tiene que haber algo más. Y así es. Hombres y organizaciones, religiones y gobernantes han ido y venido, pero la Palabra ha continuado. Dios prometió que así sería.
Sin embargo, sigue habiendo un profundo desconocimiento bíblico e ignorancia espiritual. Satanás mismo sabe muy bien cómo tomar incluso las Escrituras y torcerlas para hacer que los hombres crean en una mentira. Así lo hizo en el Huerto de Edén, y esa antigua serpiente sigue murmurando. La gente ciertamente necesita su propia copia de las Escrituras, pero también necesitan saber cómo estudiarlas.
Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.” (2 Timoteo 2:15). Primero, debemos dedicarnos a…

Estudiar la Biblia fielmente.

Este es un estudio que nunca termina, y los que comienzan pronto descubrirán que el estudiante de la Biblia debe ser un aprendiz de por vida. Nunca podrás agotar la verdad infinita.
¿Eres un estudiante de la Palabra? Muchos que creen en la Biblia nunca la estudian de verdad. Dormimos con ella junto a la cama, poseemos varias copias, la sacudimos del polvo para llevarla a la iglesia el domingo y de vez en cuando citamos alguno de nuestros versículos favoritos. Sin embargo, este compromiso de superficie y conocimiento superficial nunca nos llevará a una comprensión profunda de las verdades espirituales que se encuentran en las Sagradas Escrituras.
Jesús dijo: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;” (Juan 5:39). En estas palabras de la Palabra Viva se revelan varias verdades valiosas.

Comience por el final del versículo y retroceda hasta el principio:

  • La Palabra escrita de Dios es Su testimonio personal. Por eso el escritor del Salmo 119 se refería frecuentemente a las Escrituras con la palabra “testimonios”. Es la revelación personal de Dios. Si quieres conocer la mente y el corazón de Dios, ¡lee la Biblia! El Señor no nos dio las Escrituras para saber cosas; nos las dio para que pudiéramos conocerle a Él. “El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo” (Salmo 19:7).
  • La Palabra de Dios contiene la verdad sobre la eternidad. Todo lo que sabemos acerca de la vida después de la muerte, acerca del Cielo y el Infierno, acerca de la vida eterna y el juicio se encuentra en aquellas páginas. Sólo la Escritura puede hacerte “sabio para la salvación” (2 Timoteo 3:15).
  • La Palabra de Dios se ha de estudiar. Para “escudriñar” se requiere diligencia, interés, atención… ¡trabajo! Quizá por eso el Libro más vendido del mundo está tan lamentablemente descuidado. Una generación enamorada de “hojear” no se ha detenido lo suficiente para estudiar.
A continuación, debemos comprometernos a…

Estudiar la Biblia correctamente.

Si hay una “interpretación correcta” entonces debe ser posible interpretar “incorrectamente” las Escrituras. Esta es la causa de tanta confusión y error entre muchas personas religiosas sinceras. ¿Cómo podemos estudiar la Biblia eficazmente? Permítame presentarles siete elementos que son necesarios al estudiar la Palabra de Dios. No es mi deseo darles una fórmula. La revelación divina no puede reducirse a simples ecuaciones humanas. Más bien, considéralos como ingredientes – incorpóralos a tu tiempo en la Palabra, y comenzarás a descubrir mucho beneficio espiritual mientras estudias.

1. Lee

El estudio bíblico no se detiene con la mera lectura de la Biblia, sino que debe comenzar aquí. Se nos prometen bendiciones definitivas cuando leemos el Libro de Dios (Apocalipsis 1:3). En varias ocasiones Jesús les hizo a los religiosos esta pregunta inquisitiva y convincente: “¿No habéis leído?” Es espantoso pensar que los que quieren conocer a Dios descuiden la lectura de Su Palabra. No debemos leer la Biblia como leemos otros libros, hojeándolos para captar la idea general. Lea las Escrituras despacio, repetidamente y a fondo. Lea en voz alta si es posible para prestar la mejor atención a lo que estás leyendo. La lectura de la Biblia es a la vez un gozo y una disciplina. Ningún otro libro da tanto fruto.

2. Reflexiona

Dedica tiempo a la meditación personal sobre lo que has leído. Reflexiona sobre el texto y formula preguntas. Analiza el pasaje y observa los énfasis y las palabras clave que se repiten. Selah.

3. Pide

Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios...” (Santiago 1:5). La oración de Samuel fue: “Habla, Jehová, porque tu siervo oye”. La oración de David fue: “Abre mis ojos, y miraré Las maravillas de tu ley.” (Salmo 119:18). Ora el pasaje y pide al Señor que te dé comprensión espiritual. La Biblia es el único libro en el que, mientras lo lees, el Autor está siempre presente.

4. Recorre

Una vez que hayas pasado tiempo en el texto en el que te estás concentrando, es hora de buscar referencias adicionales y pasajes paralelos en toda la Palabra de Dios. Recuerda que toda la Escritura está interconectada con toda la Escritura. Se ha dicho que el mejor comentario sobre la Biblia es la Biblia. Al comparar la Escritura con la Escritura encontrarás que el Señor comienza a conectar muchas cosas. Todas las partes hacen el entero.

5. Investiga.

Es tentador ver las Escrituras a través del lente de tu propia experiencia y cultura, pero esto es peligroso. Debemos interpretar cada pasaje a la luz del escritor original, la audiencia y el propósito de la escritura. Busca el contexto y la cultura de las personas a las que se les dio el texto por primera vez. Esto empezará a revelar muchas verdades. La Palabra de Dios es intemporal porque es eterna. Encontrarás que el mundo de la Biblia se conecta con el mundo en el que vivimos, pero debemos empezar desde el principio.

6. Referencia.

Resiste el impulso de acudir primero a otros libros y herramientas. Hay algo maravilloso en el descubrimiento personal. Una vez que has pasado tiempo en la Palabra de Dios y con el Dios de la Palabra es útil utilizar otros recursos. Los diccionarios bíblicos, los comentarios y las ayudas para el estudio de la Biblia resultarán útiles para ayudar a “llenar los vacíos” y comprobar su propia comprensión del texto.

7. Registre.

Una de las mejores herramientas para estudiar la Biblia es una pluma y una hoja de papel. Sé que suena anticuado, y tal vez prefiera usar un iPad, pero la mente se involucrará más profundamente en el estudio cuando comiences a anotar observaciones y aplicaciones. Nuestra mente funciona según se mueve nuestro lápiz. Anotar cosas liberará tu mente para pensar en otras cosas, te ayudará a organizar tus pensamientos y te ayudará a recordar lo que has estudiado. Estas notas te servirán para volver a ellas y también te ayudarán a tener verdades que puedas compartir con otros.
El estudio de la Biblia no es místico, sino espiritual. No es meramente académico, pero requiere una mente concentrada. No es sólo un deber; es un deleite.
La misión de Disfrutando el Viaje es ayudar a la gente a seguir la Palabra de Dios y encontrar la alegría de Cristo. Verdaderamente, no hay aventura como la aventura de caminar con Dios a través de Su Palabra. Que el Espíritu Santo te ayude a descubrir el inmenso gozo de estudiar la Palabra de Dios.

Autor: Scott Pauley


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